Para la solapa


Para la solapa:

No quedaban libros en mis estanterías que leer, así que agarre papel y lápiz, apague la luz, y frente a la ventana, una noche mágica de lluvia, nació mi pequeño Srwook.

Desde pequeña camine entre el arte, me decidí por la pintura desde niña pero las letras me acompañaron en mi subconsciente durante  mi crecimiento; dibujaba mientras inventaba historias, leía libros, como el de “Los cinco”  pero nunca supe de que trataban por que me gustaba inventar su contenido. Un buen verano a mis nueve años decidí plasmar en un papel mis pensamientos, y empezó a nacer un afán por la escritura, aunque odiaba leer.
Entraron en mi vida algunos libros de la serie pesadillas mis favoritos: “Como aprendí a volar” o “El muñeco viviente”, pero cuando realmente me aficione a la lectura fue hace un par de años, cuando cayo en mis manos “Memorias de Idhún” A raíz de esta trilogía tan maravillosa de Laura Gallego, comencé una frenética carrera contra mi compañera sentimental por la lectura. Ahora por mucho que quiera no puedo dejar este vicio tan espléndido, y mis estanterías han pasado  de estar vacías y llenas de polvo ha estar plagadas de libros. No me quejo, me encanta esta nueva faceta en mi vida.

Srwook nació en las tempranas noches de 2007, y creció y creció sin parar en las tardes y madrugadas de los años posteriores, acompañándome fielmente en el viaje de mi joven y temprana vida.
La inspiración surgía con el frío, en las heladas madrugadas de invierno, floreciendo lentamente bajo la escarcha de este triste mundo, que no deja paso a la imaginación.
Srwook maduro en las mañanas del dulce Abril de 2008 y se enamoro de su propia existencia al recibir el siguiente año.

Navegar entre las letras de su mundo suponía sobrevivir a la desventura de los tiempos actuales, que no presentan ningún tipo de emoción, en el que todo esta planificado. Srwook era un viaje nuevo… subir a una alfombra mágica para sobrevolar su existencia y explorarlo todo con ojos de niño pequeño sin dudar de nada, confiando.

Ese fue, y es, tanto para mí como para muchos otros que me acompañan, el viaje a Srwook.
Los valles, bosques, ríos, pueblos, ciudades, batallas… todo es una ilusión pintada en el lienzo de mi vida
La esperanza nunca se pierde en él. ¿La reina seguirá viva? ¿Lograra Sir Layonet rescatarla? ¿Sentimientos o razón?
Disfrutadlo.

SIPNOSIS ALTERNATIVA





SIPNOSIS:



Memorias de caballeros, así lo titulé cuando recogí los apuntes, notas y diarios de mis padres y sus compañeros.
Me envolvieron sus hazañas, las penurias que sufrieron, los viajes, los romances... todo por lo que pasaron en su momento.
Ahora soy yo quien los reúne a todos para contar lo que realmente sucedió, la historia oculta y privada de nuestro reino: Srwook.


SrwooK
Memorias de unos Caballeros


Sir Layonet

Me encuentro encerrado en mis aposentos junto a la ventana y la caldera; ya está llegando el invierno, el duro invierno que prevalece ante todas las estaciones en las extensas tierras, las tierras de Srwook donde vivo.
Aún nos persiste el desconcierto de lo sucedido en los últimos meses, la frialdad con que las tropas de Morket intentaron penetrar en el reino masacrando los pueblos más desprotegidos, arrasando todo lo que encontraban a su paso. La normalidad se recupera poco a poco en todo el reino, aunque se doblan las guardias y los ejércitos se preparan para los asaltos más inesperados, ya que muy a mi pesar no se dan allí donde hay ejércitos guardando el bienestar de los súbditos, sino que los encontramos en los bosques, atacando a cualquier caminante, comerciante o viajero que tenga la muy mala suerte de pasar cerca de alguno de nuestros enemigos, normalmente ocultos bajo hechizos. Esta locura se nos escapa de las manos pero temo que ni siquiera ha comenzado, no conocemos a la inmensa mayoría de nuestros enemigos.
Sin duda fue una gran estrategia de ataque la empleada para intentar conquistar Srwook, por ello debemos cambiar esta inestabilidad y encontrar a nuestra reina pronto.

Aún lo recuerdo…

Avanzaba tranquilamente a lomos de mi yegua, tras una visita a los pueblos de Tao Nao y Ñasep. Cuando me percaté de lo que ocurría gracias a que viajaba sobre la  cordillera y no a sus pies. Divisé los fuegos procedentes de la capital, avancé tan rápido como pude con al esperanza de que todo fuese una ilusión óptica y mis ojos me engañasen. Conforme me acercaba  podía distinguir perfectamente los gritos y el blandir de las espadas – Kaira acelera, acelera – apresuré a mi yegua para que cabalgásemos a gran velocidad, esquivando todos los obstáculos hasta llegar a la ciudad donde sin pausa alguna.  Desenvainé mi espada y me dediqué a matar a todas aquellas bestias que atacaban mi patria sin piedad.